lunes, 18 de enero de 2016

ATARDECER EN NEW YORK por Eugenio Montes

[Biografía de Eugenio Montes aquí]

A Vicente Risco

El crepúsculo barnizado de whisky
es ahogado por olas blancas.
Los rascacielos, arrodillados, elevan
plegarias a las nubes.
El sol está detenido en un vaso
en la mesa de la terraza de un bar.
Las nubes arrojaron del dedo los anillos.
Ventiladores nómadas.
La multitud es una llama que el viento riza,
presa en el túnel de la avenida.
Los automóviles nadan a impulsos cortos.
Distendidos los brazos y en el pecho un fatigoso jadear.
Treinta gamas de grises cayeron de una paleta,
quemaron las alas y regaron los objetos.
Enmudecieron las cigarras que solfean en los trolley.
Cajas musicales.
Las trompas equivocadas dicen:
DO RE FA.
Se nota la ausencia de la batuta del director de orquesta.
Un pintor va dando pinceladas amarillas en los gasómetros.
¿Dónde está la concha del apuntador?
DOREFA
Tocan sólo los instrumentos de metal.
Los violines esperan tres compases.
Ante la indiferencia de los espectadores, las trompas epilépticas insisten:
DO RE FA.


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