lunes, 28 de septiembre de 2015

BLAISE CENDRARS, ROMPIENDO RELOJES A MARTILLAZOS

Ánxel Grove
20 Minutos, 25/04/2011

Cendrars pintado por Modigliani


Henry Miller afirmaba que para escribir “hay que estar poseído y obsesionado”.

Blaise Cendrars (1887-1961) -a quien Miller idolatraba- cumplía ambos requisitos.

Vivió cada mañana como si fuese la primera y cada noche como si fuese la última. Se dio de baja en todo para ejercer la vida.

Renunció a la educación por castrante. Renunció a su tierra natal, Suiza, por somnífera. Renunció a su clase social, la burguesía (si es suiza, insufrible), para largarse a Rusia a los 17 años y trabajar como aprendiz de relojero. Sólo se llevó unos paquetes de cigarrillos.

En el oscuro taller de San Petersburgo donde se maneja con las miniaturas que pretenden en vano simplificar el tiempo a través de la mecánica comprendio que el único destino de los relojes es el martillo.

En Rusia es testigo del domingo negro del 9 de enero de 1905: los cosacos del zar atacan espada a mano a los 20.000 hambrientos, sobre todo campesinos, que se manifiestan ante la residencia de verano del tirano. Mil muertos.

El relojero suizo cultiva la amistad de anarquistas y bolcheviques. Algunos de sus colegas son condenados a muerte.

Empieza a escribir y publicar.

“No mojaré la pluma en un tintero, sino en la vida”, afirma una mañana. No faltó a su palabra.

En 1913, establecido en el  trepidante París de la primera década del XX, amigo de los radicales del arte (Chagall, Léger, Modigliani), publica este poema:

Disonancias del arco iris en la telegrafía inalámbrica de la Torre 
Mediodía
Medianoche
En todos los rincones del universo se murmura: “Merde” 
Rayos
Cromo amarillo
Nos hemos contactado
Los transatlánticos se acercan desde todas las direcciones
Desaparecen
Todos están en movimiento
Y los relojes marchan
Paris-Midi informa que un profesor alemán fue devorado por los caníbales en el Congo
Bien hecho

Tiene agujas en los zapatos y se le clavan en la planta de los pies. No puede evitar el movimiento.

Habla seis idiomas. Intenta estudiar medicina en Berna para indagar en la verdad definitiva del desorden nervioso. Entiende que no son biológicos nuestros fantasmas y se matricula en Filosofía. Lo deja por el amor de su vida, la polaca Féla Poznanska. Regresa a San Petesburgo, viaja a Nueva York, vuelve a París en un barco en el que deportan a delincuentes y trabajadores del sexo. Se mezcla con ellos.

Renuncia a su filiación registral (Frédéric Louis Sauser) para incinerar el pasado. Elige nombre: Blaise Cendrars. En francés la palabra cendres significa cenizas. Un arte (ars) calcinado.

“Lo he derribado todo. He dejado atrás mi vida anterior, todo lo que sé, todo lo que ignoro, mis ideas, mis creencias, mis vulgaridades, mis demencias, mis estupideces, la vida y la muerte”, escribe.

Apollinare le saluda como el mejor poeta del momento.

Escribe 19 poemas elásticos y prepara la que será su mejor novela, Moravagine. Vive con Féla en una granja. En  abril de 1914 nace su hijo Odilon, en honor al príncipe de los sueños Odilon Redon.

Sin que nadie en su círculo entienda por qué, se alista en la Legión Extranjera para combatir en la I Guerra Mundial. “Odio a los alemanes”, se justifica con parquedad.

En febrero de 1915, en un combate sangriento, la metralla le arranca el brazo derecho. Describe las consecuencias, años más tarde, en la novela La mano cortada: “Me he comprometido y como muchas veces en mi vida, estaba listo para ir hasta el fondo de mis actos. Pero no sabía que la Legión me haría beber de ese cáliz hasta los excrementos para conquistar mi libertad como hombre. Ser. Ser un hombre. Y descubrir la soledad“.

El manco viaja a Brasil, a Hollywood, edita reportajes catárticos y vivenciales que predicen el nuevo periodismo; recopila literatura africana de tradición oral; escribe dos de las novelas más peculiares del siglo XX, Moravagine (1926) y El Hombre fulminado (1945)…

Varios adjetivos cuadran con la obra de Cendrars, lo cual implica que también se ajustan a su devenir sobre el mundo. Acaso el más justo sea vertiginoso.

Me entristece que en castellano sean tan escasas las posibilidades de encontrar sus libros (bellamente editados en el pasado, pero inencontrables entre tanta miseria en las librerías de hoy).

Por esa dejadez editorial tengo el atrevimiento de incluir a Cendrars -de cuya muerte se cumplieron cincuenta años en enero- en la sección Top Secret, admitiendo que su figura es demasiado grande para la consideración de autor de culto.

“La eternidad no es más que un breve instante en el espacio y el infinito lo atrapa a uno por los cabellos y lo fulmina en el acto. El tiempo no cuenta”, escribió.

Siempre con el martillo a mano para romper relojes.

martes, 16 de junio de 2015

INTERCAMBIADOR


Por el andén se propaga el furor de las masas
que se desplazan
                                 con compás de mecanismo de relojería
TODAS LAS TRAYECTORIAS
             convergen
             en un nudo de comunicaciones
                                                                        SUBURBANO
Un expreso se contorsiona
Como un acordeón a la entrada de un túnel
Las catenarias 
                            despliegan todos sus 
                                                                   FUEGOS DE ARTIFICIO
                                        Bajo el cableado del cielo
Los relojes tantean
                                     la puntualidad de los convoyes
El potro del ALTO VOLTAJE
                                                     campa entre los cambios de aguja
                            y las vías se convulsionan



6:37
PRÓXIMA LLEGADA de la aurora electrificada
                      ¡ .  .  .  NNNHÑN__NNNHÑN__NNNHÑN__NNHÑN>. . .  ¡
El aire enrarecido 
                                 se tensa hasta el límite del 
                                                                                    CAMPO VISUAL
El TRANSBORDO se realiza en una fracción de segundo
Un viajero se extravía en mitad de la ventisca
                                           de  tuercas y hojas de periódicos
                                                                                                        ATENCIÓN
                                                                                Paso a nivel
Un paisaje metalizado ruge
                                                   en las venas blindadas de la urbe
                                           que            se         e  x  t  i  e  n  d  e  
                               como una mancha de aceite
                                                                                     por la vía FÉRREA
que separa a la MÁQUINA del hombre



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lunes, 27 de abril de 2015

ONDAS HERTZIANAS por Ramón Goy de Silva

[Poeta y dramaturgo, nacido en Ferrol (La Coruña), e influido por los simbolistaseuropeos en una serie de obras en las que la apelación a lo mágico y lo sobrenatural es frecuente. Sus primeros éxitos en el teatro los debió al apoyo y la protección de Benito Pérez Galdós. Alcanzó notable éxito con El eco (1913) y Sirenas mudas (1915). Otras obras suyas son La Reina Silencio (1911), La Corte del Cuervo Blanco (1914) y el conjunto de piezas breves, semidramáticas y semipoéticas, titulado Sueños de noches lejanas (1912). Su obra poética marca el paso del Modernismo a las Vanguardias, inscribiéndose dentro de la línea dispersora que llevaría a autores como Valle-Inclán o Leopoldo Lugones a buscar un camino diferente. Intentó, incluso, en 1919, crear una nueva corriente, el "Neolirismo", que, como tantas otras, no cuajó. Su obra poética, dispersa aún hoy en las revistas del momento, fue parcialmente publicada por él mismo en la antología Cuenta de la lavandera. Via Iris. Antenas siderales (1927). Tras esta publicación, se apartó del mundo literario que caminaba ya senderos muy diferentes a los que él transitara.

(Extraído de www.mcnbiografias.com)]

Ondas hertzianas, 
rápidas como las alas de la luz y del viento,
silentes y potentes,
desharéis los hilvanes que unen los Continentes
¿Pero y la liberad del pensamiento?
Quitáis las ligaduras a nuestro siglo vivo
mas el tiempo futuro será vuestro cautivo
Cazadoras expertas de los ecos discretos,
ondas carabineras
de las aerofronteras
¡Ya no harán contrabando los ecos, de secretos!

Óleo de Rafael Barradas 


domingo, 29 de marzo de 2015

AVIACIÓN por Joaquín Edwards Bello

[Joaquín Edwards Bello (Valparaíso, 10 de mayo de 1887 — Santiago, 19 de febrero de 1968) fue un escritor y cronista chileno. Sus obras —que lanzan una mirada aguda sobre las costumbres de las familias aristocráticas, a las que él pertenecía—, le hicieron merecedor de los galardones más destacados de su país: los premios nacionales de Literatura 1943 y de Periodismo 1959.

Proveniente de una rama influyente de la familia Edwards —hijo de Joaquín Edwards Garriga, cofundador del Banco Edwards e hijo de Joaquín Edwards Ossandón1 — y de Ana Luisa Bello Rozas, nieta de Andrés Bello. Joaquín Edwards Bello estudió en The Mackay School y en el Liceo Eduardo de la Barra de Valparaíso. Para completar su educación, teniendo en perspectiva una carrera diplomática, la familia decidió enviarlo a Europa en 1904. Sin embargo, Edwards no estuvo dispuesto a seguir una formación convencional como aquella a la que su familia lo empujaba.

Su vocación literaria se despertó ya en sus años escolares. Así, el 17 de marzo de 1901, junto con Alberto Díaz Rojas y Cayetano Cruz Coke sacaron el primer número de la revista La Juventud y al año siguiente, con Díaz Rojas y Guillermo Feliú Hurtado publicaron El Pololo, revista humorística que, según el propio Edwards Bello, "producía pánico".

En 1903 aparece en la revista Pluma y Lápiz la narración humorística La zapatilla homicida, aparentemente el primer relato que publica.

Siete años más tarde comienza a colaborar con el diario La Mañana y también en 1910 se publica su primera novela, El inútil, "que lo marcó para siempre como rebelde y gran cuestionador de la realidad chilena". Las reacciones encontradas desatadas por su ópera prima lo hicieron emigrar a Brasil por un tiempo.

Gran cronista, publica en El Mercurio y, desde 1918 y por un lapso de 40 años, en La Nación, diario donde, a partir de 1928, tiene su propia sección: Los lunes de Joaquín Edwards Bello. En sus artículos alterna diversos temas, con un lenguaje simple y directo, irónico y crítico.

Tristán Tzara lo nombra presidente DADA en la Proclamación Universal de Presidentes en el Salón de los Independientes (París).

En 1954 fue elegido miembro de la Academia Chilena de la Lengua, donde ocupó el sillón N° 11.

Víctima de una hemiplejía, que lo tuvo postrado en sus últimos años, se suicidó el 19 de febrero de 1968 con el revólver Colt Smith and Wesson que le regaló su padre antes de morir. Contrajo matrimonio en 1926 con la española Ángela Dupuy Ruiz, con quien tuvo dos hijos: Jesús Joaquín y Bernardo Santiago.

"Su producción literaria fue vastísima y muy variada, desde el naturalismo de sus primeras obras, pasando por la crítica impresionista de sus cuentos y crónicas, hasta sus aventuras vanguardistas en el París de entreguerras, entre ellas la publicación de Metamorfosis, libro de poemas de inspiración dadaísta y ultraísta, firmados con el seudónimo Jacques Edwards. Pero la constante en la obra de Edwards es su espíritu nacionalista, que se expresa en su publicación El nacionalismo continental de 1925, en la que explica la ascendencia e identidad común americana a partir de nuestra herencia hispana y la visión que despliega sobre diversos temas de su tiempo a través de sus crónicas, algunas de las cuales fueron recogidas en Mitópolis por Alfonso Calderón", se dice en Memoria Chilena.

Y Roberto Merino, editor de los tomos de Crónicas reunidas de Edwards Bello, ha escrito sobre el autor: "Habría que decir que, más que maldito, fue un individuo incómodo e incomodante, un crítico permanente e impredecible de las costumbres nacionales, muchas veces caprichoso, motivado por traumas personales y convicciones arbitrarias, pero siempre dueño de un estilo veloz que a veces chispeaba como una fusta. Además, a raíz de lo mismo, fue políticamente inubicable, oscilando según el tiempo entre el socialismo y el nacismo (a la distancia y con 'c', porque así se conoció la réplica chilena del nazismo alemán), pero mayormente inclinado a cierto conservantismo individualista".

El Premio Joaquín Edwards Bello, que se instituyó con el objeto de distinguir a los valores literarios de la V Región de Valparaíso, se otorgó aparentemente una sola vez, en 1978, cuando lo ganó en María Luisa Bombal.

Jorge Edwards publicó en 2005 El inútil de la familia, una vida novelada, y en gran medida ficticia, de su pariente Joaquín Edwards Bello.

(Tomado prestado de Wikipedia)]


"Marquis de Sade" por Ewin Blumenfeld


mosca     mosca     mosca      mosca      mosca
                           moscardón
mosca  mosca  mosca  mosca  mosca  mosca
                      Si yo fuese mosca
            volaría para libertar a Tatiana
                          tarjeta postal
                                ALLÁ
Silencio Rojo, Amarillo, Oblongo, Siberia
                  Lenin mongolinichevo
Yo amo a Tatiana princesa midinette
       Moscou necrópolis concierto. 

DESNARIGAMIENTO

            Si fuese mosca 
Mataría   Lenin   Chicherine
  STEGOMIA FASCIATA
              en sus bocas

Extraído de Metamorfosis

martes, 10 de febrero de 2015

"STAR / STEER" por Ian Hamilton Finlay

[Ian Hamilton Finlay (Nassau (Bahamas), 28 de octubre de 1925 - Edimburgo (Escocia), 27 de marzo de 2006) fue un poeta, jardinero y escultor escocés.

Finlay nació en Nassau (Bahamas), hijo de padres escoceses. Fue educado en la Dollar Academy en Dollar (Escocia). A los 13 años, debido al inicio de la Segunda Guerra Mundial, fue evacuado a las islas Orcadas. En 1942, se unió al Ejército Británico.

Al final de la guerra, Finlay trabajó como pastor, antes de empezar a escribir cuentos y poemas. Finlay publicó varios libros, incluyendo The Sea Bed and Other Stories (1958) y The Dancers Inherit the Party (1960). Así mismo, escribió varias obras teatrales cortas, algunas de las cuales fueron transmitidas por la BBC.

En 1963, Finlay publicó Rapel, su primera colección de caligramas. Esta obra fue publicada casi en su totalidad por su propia editorial, Wild Hawthorn Press.

Así mismo, Finlay empezó a inscribir sus poemas en piedras y las colocaba en el ambiente. Este tipo de ambientes fueron usados extensivamente en su jardín Little Sparta en Pentland Hills, cerca de Edimburgo, en donde vivía. Este jardín, con un área de cinco acres, también incluye esculturas convencionales y pequeños templos. En una encuesta realizada por el periódico Scotland on Sunday en 2004, cincuenta artistas profesionales eligieron a Little Sparta como el trabajo artístico más importante de Escocia, venciendo a la Glasgow School of Art y la pintura The Skating Minister.2 El historiador británico Sir Roy Strong ha dicho que Little Sparta es "el único jardín realmente original hecho en el país desde 1945.

Finlay usó varios temas recurrentes en sus obras, incluyendo referencias los escritores clásicos (especialmente Virgilio), a la pesca y al mar, así como un interés especial en la Revolución francesa y la Segunda Guerra Mundial.

Finlay recibió numerosos reconocimientos por su trabajo. En 1985, estuvo nominado al Premio Turner.4 Así mismo, recibido doctorados honorarios de la Universidad de Aberdeen (1987), la Heriot-Watt University (1993) y la Universidad de Glasgow y fue profesor honorario de la Universidad de Dundee en 1999. En 2002, recibió la Scottish Horticultural Medal de la Royal Caledonian Horticultural Society y, en 2003, fue galardonado con el Creative Scotland Award de la Scottish Arts Council.5 En 2002, Finlay fue nombrado Comandante de la Orden del Imperio Británico.6

Finlay estuvo casado en dos ocasiones y tuvo dos hijos. Murió en Edimburgo en 2006, a los 80 años.

(Tomado prestado de Wikipedia)]