miércoles, 29 de febrero de 2012

FÁBRICA por André Breton

[Poeta francés nacido en Tinchebray, Orne, en 1896. Estudió medicina y trabajó en hospitales psiquiátricos durante la Iª Guerra mundial, aplicando sus profundos conocimientos de la teoría freudiana. Desde muy joven trabó amistad con importantes figuras intelectuales de Francia convirtiéndose en el gran impulsor del surrealismo y el dadaísmo. En 1921 publicó su primera obra surrealista, "Los campos magnéticos", en la que exploró las posibilidades de la hipnosis. Colaboró con Paul Éluard, Louis Aragon y Philippe Soupault en la fundación de la revista Littérature.  En 1922 rompió con el Dadaísmo, se dedicó  al automatismo psíquico, publicó en 1924  y 1929  el 1°  y 2° manifiestos surrealistas y militó en el partido comunista francés hasta 1935. A raíz de la IIª Guerra mundial, se radicó en EE.UU. donde fundó en compañía de Marcel Duchamp, Marx Ernst, y David Hare, la revista "VVV". En 1941 publicó  el Tercer manifiesto surrealista. Regresó a Paris en 1946, dedicándose hasta su muerte, en 1966, a mantener vivo el movimiento surrealista.]

"El capitalismo" por Helios Gómez

La gran leyenda de las vías férreas y de los depósitos de agua y el cansancio de los animales de tiro afectan mucho al corazón de ciertos hombres. De aquí que hayan entablado conocimientos con las correas de transmisión: para ellos ha terminado la regularidad de respirar. Los accidentes de trabajo, nadie podrá contradecirme, son más bellos que los matrimonios de conveniencia. Sin embargo sucede que la hija del patrón atraviesa el patio. Es más fácil desprenderse de una mancha de grasa que de una hoja seca, al menos la mano no tiembla. A igual distancia de los talleres de fabricación y de decorado, el prisma de vigilancia juega malignamente con la estrella de alistamiento.

De Los campos magnéticos

lunes, 27 de febrero de 2012

PARARRAYO por Pedro Raida

[Poeta y narrador español, nacido en Sevilla en 1890, y fallecido en fecha y lugar desconocidos. Fue hermano de otro escritor, Bernardo Raida, de cuya obra sólo han quedado un par de artículos publicados en la revista sevillana Grecia.

Tampoco se recuerdan muchos datos acerca de la circunstancia biográfica de Pedro Raida, aunque, a diferencia de lo ocurrido con la producción creativa de su hermano, han llegado hasta nuestros días casi todas las obras literarias y periodísticas que dio a la imprenta. Entre los escasos detalles conocidos acerca de su vida, tal vez el más destacable sea el que le sitúa al frente de la administración de la mencionada revista Grecia alrededor de 1920, en los tiempos en que mayor auge alcanzó en la capital andaluza la implantación de una de las corrientes vanguardista que por aquel entonces triunfaban en Europa: el ultraísmo. En efecto, Pedro Raida formó parte del célebre grupo Ultra, en el que se congregaron algunos autores de la talla de Rafael Cansinos-Assens, Adriano del Valle, Pedro Garfias, Rogelio Buendía, Pedro Luis de Gálvez y Rafael Lasso de la Vega, y junto a ellos asumió la arriesgada misión de introducir las nuevas estéticas vanguardista en la anquilosada poesía española de los primeros años del siglo XX, todavía excesivamente deudora de un romanticismo trasnochado y un modernismo amanerado y tardío.

Además de esta labor histórica en la evolución de la literatura española contemporánea, Pedro Raida dejó varios artículos impresos en los medios de comunicación de su entorno geo-cultural, como el rotativo El Liberal (donde publicó un fragmento de su obra poética Justicia) y la revista Gaceta del Sur (donde vieron la luz sus composiciones en verso tituladas "Y otra vez...", "Redención", "Silencio", "La Feria de Sevilla" y "Edelmira Blanco"). Pero donde realmente dejó las mejores y más abundantes muestras de su concepción teórica sobre la poesía y de su propio quehacer lírico fue en la citada revista Grecia, auténtico cauce de expresión (junto con la revista Gran Gvignol) del grupo Ultra sevillano. Allí, junto a algunas prosas poéticas de acusada influencia modernista (como "Roxana" y "Las llamas en danza", donde pueden leerse fragmentos del siguiente tenor: "Hay una zambra de colores en la noche lucípara, y de ortos púdicos en la gruta habitada de flores parlantes"), aparecieron multitud de caligramas, juegos poéticos tipográficos y, en general, coloridas variantes de la escritura ultraísta de Pedro Raida. Entre estos poemas, conviene recordar los titulados "Confesión", "Los jardines de Santa Cruz", "La ciudad flotante", "A Rafael Cansinos-Assens", "Saudade viril", "Donaire", "Azul", "Fuerza bruta", "En el parlamento de las horas", "Rosas", "Esclavitud", "En las noches...", "Oh, mis tiempos de falda corta y automóvil", "A Emelina", "A ti, por ti, para ti", "¡Antonia!", "El futuro nido", "Mercedes", "¿Por qué?", "Pensamiento azul" y "Pararrayos". De este último poema proceden los versos siguientes, plasmación manifiesta de los más rigurosos postulados ultraístas: "Las estrellas desquician sus nervios, / temblores y crepitaciones cósmicas. // Mi rubia loca / estrangula sus perfumes. / Mi rubia loca / no la baña el sol / ni el vino de marfil. // Paroxismo de ametralladoras / en trincheras de plomo. / El cielo acamado / con dolores de infierno [...]".

Entre 1924 y 1927, ya clausurada la brillante andadura cultural de Grecia, Pedro Raida se hizo cargo de la Secretaría y la Administración de otra publicación literaria, la revista Oromana, de la localidad sevillana de Alcalá de Guadaira.

Entre sus obras impresas en forma de libro, conviene recordar los poemarios Regeneración (Sevilla, 1909) y Mercedes (Sevilla, 1920), este último impregnado de esa atrevida estética ultraísta que Pedro Raida anticipó en las páginas de Grecia. Además, el escritor hispalense dio a la imprenta también una narración breve, titulada Novio en Sevilla, que él mismo definió como "cuento representable". Con la llegada de la madurez se fue volcando hacia el cultivo de la narrativa extensa, género en el que dejó dos novelas dignas de recuerdo: Un belmontista y Amor y tiempo de poetas en guerra total (1955).

FUENTE: texto extraído de www.mcnbiografias.com ]




Las estrellas desquician sus nervios, 
temblores y precipitaciones cósmicas.

Mi rubia loca,
estrangula sus perfumes.
Mi rubia loca,
no baña el sol ni el vino de marfil.

Paroxismo de ametralladoras
en trincheras de plomo.
El cielo acamado
con dolores de infierno.

Mi rubia loca
espasma sus ojos,
en los ojos de un blanco chalet
dormido sobre verdes y rosales.

Horrísono ensañamiento de morteros.

Guerrero fragoroso
desacierta el arco;
se trunca sobra la tierra
la flecha de rojas guarniciones
y filos destructores.

Mi rubia loca
viste la muerte.

El centinela de tres puntas
retuerce el cuello
de la serpiente de fuego.

¡Choque sublime
de la energía omnipotente!

El centinela de tres puntas
abre nueva fosa
en el cementerio de los triunfos.

Mi rubia loca
se incauta de la vida.

El centinela de tres puntas
se duerme calando cien mil bayonetas.

miércoles, 8 de febrero de 2012

MECÁNICA por Juan Marín

[Biografía de Juan Marín aquí]

Oh poema de acero que abrazas el mundo nuevo
grito de los bronquios de la usina
tus rimas son los ejes biselados
fulgarantes de voluntad dinámica
como biceps de gigantes caídos
desde un planeta Marte humanizado
a golpes de siglos

fierros luces poleas
leit-motiv de las ondas hertzianas
canto de las dinamos delirantes
las chispas son los besos pasionales
el moscardón azul de aquellas hélices
picotea los muros blancos
sierras tornos platinos
que eliminan esperanzas
dulce canción de los dientes
hienden los blancos metales
himno de la mecánica de ojos grises
fragancia de humos y carburantes
puertos angulares y ciudades geométricas
plástica libre de una estética
línea armónica de los puentes de acero
fermentación metálica de las materias primas
virutas enrolladas válvulas
usina cúbica
duermen los hombres en tu seno
arrullados
por tus ritornelos de duraluminio
trituradora de romanticismo
madre de los sueños nuevos
tu aliento de benzol y gasolina
estremece las bielas
de los nuevos corazones del inniido
oh diosa recién nacida
convulsiones de jazz-band de hierro
despertaron las calles de América
y ventilanla Europa decadente
nuevo sentido del Universo
nuestro
poemas de acero
canción mecánica
esperas un instrumento y una lengna
que exprese tu alma henchida
de alaridos inmensos
esperas al poeta titán.
super-producto de una época
que recoja en su verso magnifico
glúglú de submarinos y zuinbidos de aviones
rechinar de calderas
sutil vibración de dinamómetros
caricias radiotelegráficas
nadie ha escrito el mas divino verso
aquel que gira en la correa de una dinamo
el que teclea en un motor
el que como un monstruo eléctrico
en las noches silentes
corre su escalofrio lírico
por los alambres impertérritos
mecánica canción y sistema
filosofía oculta de una incógnita alquimia
ha de surgir el HOMBRE
que te muestre desnuda
que viole tus secretos
vuelque tu corazón en tus retortas
lo queme en tus hornazas
y escriba
la nueva lirica
la de las líneas rectas
la de los fuselajes
de las altas antenas
y de las ruedas infinitamente veloces
que te empujan
que te arrastran
suelta en el viento tu melena eléctrica
por los invisibles planos cósmicos


Óleo de Windham Lewis