lunes, 6 de diciembre de 2010

POLIRRITMO DE LA MUJER VEGETAL (Fragmento) por Juan Parra del Riego


[Juan Parra del Riego (*Huancayo, 20 de diciembre de 1894 - † Montevideo, 21 de noviembre de 1925), fue un poeta peruano que pasó la mayor parte de su vida en Uruguay al que se le ha identificado con los movimientos literarios de vanguardia de inicios del siglo XX, principalmente el futurismo.


Cursó su formación secundaria en Barranco y con apenas dieciocho años de edad se dio a conocer con Canto a Barranco, doce sonetos de factura modernista con que ganó un certamen poético. Colaboró de forma asidua en varias publicaciones periódicas de Lima y estrenó la pieza teatral La verdad de la mentira (1915). Viajó a Europa y se instaló en París bajo la protección del poeta vanguardista Jules Supervielle, a quien había conocido en su Montevideo natal; tomó así contacto directo con el Futurismo y otras vanguardias.

En París comenzó a notar los primeros síntomas de la dolencia pulmonar que habría de acabar con su existencia. Regresó a Uruguay y volvió a instalarse en Montevideo, donde contrajo nupcias con la poetisa uruguaya Blanca Luz Brum, a la que dedicó un bello poemario. Se integró plenamente en los principales cenáculos literarios uruguayos, donde trabó amistad con algunos autores tan señalados como las poetisas Delmira Agustini y Juana de Ibarbourou, el poeta y periodista Carlos Sabat Ercasty, el filósofo Emilo Oribe y el dramaturgo Alberto Zum Felde. Con la salud seriamente quebrantada, aún tuvo fuerzas para dar a la imprenta en 1925 sus últimos trabajos poéticos. Su obra, tras unos precoces inicios modernistas, se inscribe en la línea del futurismo de Marinetti.

Se casa con la joven poeta Blanca Luz Brum, a la que dedicó un bello poemario. El 16 de noviembre de 1925 nace su hijo Eduardo y ese mismo mes, muere el poeta.

(Extraído de Wikipedia)]




¡Oh, vivir juntos!
¡Llorar unidos la misma lágrima y ver unidos la misma estrella
Partir con ella
en un auto que tira su sangre panorámica
a noventa kilómetros por hora,
locos de alegría, de claridad
(la luna nos sigue corriendo hermanita.,. Ya miro la aurora...)
¡adiós, nube!
¡adiós, árbol!
¡adiós, pobre luz de allá, sola...!
locos de alegría, de intimidad,
de libertad
de fe-li-ci-dad
¡Pañuelos de las estrellas que llaman mi corazón!
Ya no quiero más amores con las de seda y la luna.
Aquí está la que el espejo de la luz trae en la frente!,
la que vive, sufre, ríe, ama, canta, engendra, siente...
la del amor natural, claro, fragante, indistinto,
sabor a areanas verdades fuertes de aires y soles,
la que ve, y alza el instinto,
todo el coro de sus vivos y dramáticos alcoholes.
La que me llenó de rosas
y música y banderas,
la que me dio más resueltas las ideas generosas,
la que me enerva, disuelve y mata de lejanía,
la afirmativa, la vegetal,
¡la que es la mía! ¡la que es la mía! ¡la que es la mía!
marcha de frutas, albas y soles, ¡marcha triunfal!


Bailarina articulada por Giacomo Balla